jueves, 8 de enero de 2009

Unidad III del Taller de Morfosintaxis del Castellano II

Bases lingüísticas para el desarrollo de la competencia comunicativa escrita

1. La planificación y revisión del texto



En el proceso propiamente de escritura o creación de un texto, podemos distinguir varias etapas, ellas son: la planificación, la redacción y la revisión (Calsamiglia y Tusón, 1999; Cassany, 1989, 1995).

a) La planificación: en esta etapa, el escritor debe preguntarse con qué intención desea o se le solicita escribir. También debe formularse interrogantes acerca de su lector, el tema a tratar, el formato de presentación o el tipo de texto que desea producir. En función de esto, seleccionará y organizará las ideas, registrándolas en apuntes o notas o conservándolas en su memoria. Es muy importante que en esta etapa se medite acerca de lo que se va a decir (tema) y cómo decirlo (retórica), pues, de lo contrario, sólo se obtendrá un texto desorganizado, lleno de ideas que se exponen según afloran en la mente del autor.

b) La redacción: consiste en dar cuerpo al escrito o provocar la transformación de las primeras ideas que tenemos. Esta etapa es absorbente, compleja, lenta, difícil y amerita tiempo, dedicación y paciencia, ya que hay que tener en cuenta, de forma simultánea, muchos conocimientos de distintos órdenes: habrá que prestarle atención a la coherencia temática del escrito, a la armonía estilística, a la ortografía perfecta, a la sintaxis impecable, a los vocablos precisos, a los títulos apropiados, a la conexión entre párrafos,... En pocas palabras: saber trabajar tanto con las ideas como con las palabras. Justamente es esta complejidad la que nos conduce a la implementación la siguiente etapa.

c) La revisión: en esta etapa, todos los aspectos que hemos mencionado con anterioridad (y, quizás, otros que hayamos omitido) requerirán de un seguimiento pormenorizado para mejorar íntegramente el texto. Necesitaremos limpiarlo de errores (ortográficos, gramaticales, tipográficos, etc.) pulir su prosa, reparar en sus lagunas, atender a sus correlaciones...; en síntesis, releerlo, reescribirlo, produciendo cambios globales y locales.



2. Registros y estilo



Los registros son las variedades del lenguaje originados por el grado de formalidad o de observancia de las reglas, normas y costumbres en la comunicación. La elección de un registro dependerá, entonces, de la situación comunicativa, como, por ejemplo, la posición social de los interlocutores, la edad, la actitud…

Comúnmente, se distinguen los siguientes registros: solemne, formal o académico, estándar, profesional, coloquial, vulgar y argot o jerga (Alcaraz, 1997). En el caso del discurso periodístico, suele emplearse un registro estándar, para mantener cierto grado de formalidad, pero sin que ello afecte la comprensión de los textos por parte del público general.

El estilo es un aspecto del discurso que está determinado por el género y características de ese discurso, por lo que hablaremos en lo sucesivo de estilo periodístico, pero que además está influido por las características personales, opinión, posición y conocimientos del emisor del discurso y que están en función del contexto. De esta manera, concebiremos al estilo periodístico como una característica variable del discurso, aun cuando en sentido general este género se distingue por ser impersonal, formal, conciso e intenta ser lo más objetivo posible.

Las variaciones estilísticas se ven reflejadas en el hecho de que un mismo hecho “puede ser referenciado de manera muy distinta en dos noticias de dos diarios distintos (van Dijk, 2000a:35). Por lo tanto, responden a la política informativa y a las características distintivas de los medios, en este caso de la prensa escrita; a la intención y a la competencia comunicativa de los emisores de la noticia; y señalan el habla del grupo social al cual se inscriben y su contexto sociocultural.



3. Las tipologías textuales



Los hablantes de cualquier lengua son capaces de distinguir entre los tipos de textos con los que cuentan para expresar su intención comunicativa. Constantemente, producen e interpretan una gran diversidad de textos en forma de conversación, entrevista, conferencia, carta, etc. Esta habilidad forma parte de su competencia comunicativa como usuarios del lenguaje.

Los factores que permiten diferenciar los tipos de textos son, principalmente: a) la intencionalidad (informar, contar, persuadir, rogar, disculpar, etc.), b) la función (conativa, expresiva, referencial, etc.), c) la situación (lugar y roles de los participantes) y d) los rasgos caracterizadores (la forma externa, la estructura del contenido, el empleo del lenguaje, etc.).

El emisor, de manera más o menos consciente de las maniobras que le impone la situación de comunicación, “utiliza algunas de las categorías del lenguaje que exigen los modos de organización del discurso para producir el sentido” (Charaudeau, 1992:643).

Para producir y comprender los textos, es fundamental conocer las distintas tipologías textuales, formas de elocución o del discurso. Distintos autores han establecido estas tipologías de acuerdo con su complejidad y los componentes lingüísticos que operan en los niveles semántico y pragmático. De todos ellos, nos sustentaremos en la clasificación de Jean-Michell Adam (1992), la cual “recoge e incorpora las ideas sobre los géneros de Bajtín, las de las bases textuales de Werlich y las de los esquemas o superestructuras

Por lo general, los textos son heterogéneos en cuanto a que se construyen sobre la base de varias de estas secuencias. La dominante es la que se manifiesta en mayor medida, mientras que la secundaria aparece en menor proporción, sin dejar de ser importante. Otras secuencias pueden aparecer en el texto incrustadas dentro de otras secuencias; a éstas Adam las llama envolventes.

Así, el analista que pretende determinar a qué tipo pertenece un determinado texto, debe identificar las secuencias y sus combinaciones, las dominancias de unas sobre otras y las relaciones entre ellas; si están concatenadas, alternadas o dependen entre sí (Calsamiglia y Tusón, 1999).

Según Charaudeau (1992), en la prensa se encuentran tipos de textos con tendencia descriptiva y narrativa (reportajes, noticias) y otros de tendencia argumentativa (comentarios y análisis). En lo sucesivo, consideraremos el discurso periodístico como una amalgama de diferentes secuencias narrativas, descriptivas, dialogales, explicativas y argumentativas.



3.1. La secuencia narrativa



Cuando se narra, se hace referencia o se relatan hechos. Éstos pueden ser reales (tal es el caso de las noticias de prensa) o imaginarios, como los relatos literarios (una novela, un cuento, etc.).

Como narrar es contar hechos ocurridos a lo largo del tiempo, en las secuencias narrativas predominan los verbos de acción sobre cualquier otro tipo. El pasado perfecto simple (llegó, salió...) es el tiempo más usado, ya que expresa los hechos como sucedidos, su empleo da vivacidad y rapidez al texto. El pasado imperfecto de indicativo aporta información complementa­ria y se emplea también en las descripciones, mientras que el presente de indicativo se utiliza para aproximar los hechos al lector.

La progresión de la acción en el relato exige el uso de estructuras predicativas frente a las atributivas, más propias del carácter estático de la descripción. El empleo de una sintaxis con predominio de estructuras subordinadas produce un ritmo lento en el relato; por el contrario, el uso de una sintaxis sencilla, con abundancia de elementos nucleares (sustantivos y verbos) y proposiciones coordinadas, crea un ritmo más dinámico.

Las funciones de las secuencias narrativas van desde informar, argumentar y persuadir hasta entretener y recrear, pues es la forma más “objetiva” que tiene el ser humano para aproximarse a la realidad. De hecho, aparecen con frecuencia en los medios de comunicación social, combinadas con otras secuencias.

Dentro de su estructura interna, existen seis constituyentes básicos: la temporalidad (se reseña un tiempo que transcurre), la unidad temática (representada por el hacer o decir de los sujetos participantes), la transformación (cambios de estado de los participantes), la unidad de acción (el recorrido de una situación inicial a una final) y la causalidad (los procesos de transformación obedecen a las relaciones causales entre los acontecimientos).



3.2. La secuencia descriptiva



Tradicionalmente se suele definir la descripción como una "pintura" hecha con palabras, de tal manera que debe provocar en el receptor una experiencia cercana a la percepción directa de la realidad.

Es posible describir tanto estados como procesos, según una perspectiva o punto de vista determinado, desde el ángulo más objetivo al más subjetivo, condicionado por el contexto comunicativo (Calsamiglia y Tusón, 1999). La función de la descripción es esencialmente expresiva, informativa y argumentativa.

Esta secuencia se caracteriza por el predominio de un léxico nominal (adjetivos y nombres). La competencia del hablante está aquí en función de la precisión, del rigor y de la especificidad, o bien de la gracia y singularidad en la selección del léxico morfosintáctico nominal (Calsamiglia y Tusón, 1999).

Los verbos que prevalecen (ser, estar, parecer, tener...) inducen a la atribución de cualidades a un objeto específico: son verbos atributivos. El tiempo verbal, presente o pasado, dependerá de la actitud del emisor frente a la realidad descrita, situada gracias al uso de deícticos temporales y locales.

Según Charaudeau (1992), este modo de organización del discurso se caracteriza por tres componentes lingüísticos fundamentales: los nombres, los locativos y los calificativos. Los nombres aparecen como “etiquetas” de los referentes preexistentes, los locativos determinan el lugar que ocupa un ente en el espacio y en el tiempo y los calificativos tienen la función de reducir la extensión de los nombres, es decir, hacerlos más específicos al atribuirles ciertas cualidades diferenciadoras.

En la prensa escrita se han hecho usuales los diagramas, esquemas y mapas en forma de infografías (gráficos informativos), además de las tradicionales fotografías, como formas de hacer más objetiva y comprobable la descripción de la realidad presentada.

El periodista describe en el texto una realidad que ha percibido directamente por experiencia propia in situ o indirectamente a través de los testimonios de otras fuentes informativas. La secuencia descriptiva le permite ubicar a los lectores en el contexto específico al cual hace referencia en el texto.



3.3. La secuencia dialogal



El diálogo es el punto de partida de todas las secuencias del discurso periodístico. Para explicar, argumentar, describir o narrar un hecho, el periodista primero debe conocerlo, para lo cual suele recurrir al diálogo con los actores involucrados: fuentes informativas.

De esta manera, el diálogo, además de estar en el sustrato de otras formas discursivas, aparece como secuencia secundaria o incrustada en los otros modos de organización del discurso (Calsamiglia y Tusón, 1999).

Existen variados procedimientos para señalar la presencia de secuencias dialogales. Éstas se incrustan en el texto por medio de la citación directa o indirecta.

En la citación directa se reproduce textualmente el enunciado citado y se utilizan signos que indican el comienzo y final de la cita, como las comillas, los dos puntos y el punto y aparte. A menudo se utilizan elementos iconográficos, como los guiones, para introducir secuencias dialogales, especialmente en el género de entrevista y en los guiones teatrales y cinematográficos. La citación indirecta no necesariamente reproduce literalmente el enunciado citado y se introduce con proposiciones subordinadas del tipo “dijo que...” señaló que...”, “respondió que...”, muy frecuentes en el discurso periodístico.



3.4. La secuencia explicativa



Muy relacionada con la secuencia dialogal, la explicativa parte de la existencia previa de una información, la cual es obtenida de forma directa por experiencia propia o indirecta a través del diálogo con fuentes especializadas.

Como la secuencia explicativa está orientada a proporcionar información, exhibe la función referencial del lenguaje y una relación asimétrica entre los interlocutores, en el sentido de que hay un desfase entre un emisor experimentado, quien tiene acceso a la información a través de diferentes fuentes, y el que no tiene experiencia ni acceso a las fuentes (Calsamiglia y Tusón, 1999).

A menudo, esta secuencia aparece en combinación con secuencias dialogales, descriptivas y argumentativas, cuando en éstas se requiere del apoyo explicativo de alguna noción o la necesidad de aclarar algún aspecto poco comprensible. Su presencia le otorga prestigio, autoridad y poder de conocimiento al emisor, lo cual lo faculta para convencer o generar credibilidad.

Este relato de los hechos y la interpretación de sus razones, causas y consecuencias se realiza con el predominio de tiempos verbales de pasado y el uso de la tercera persona, focalizando la atención en los hechos referidos (Calsamiglia y Tusón, 1999).



3.5. La secuencia argumentativa



Se entiende por argumentación el procedimiento dialéctico por el cual un autor mantiene determinados principios o ideas basándose en el razonamiento. Argumentar es, por tanto, aportar razones para defender una opinión.

La argumentación es un modo del discurso que preten­de conseguir la adhesión de un auditorio a las tesis que le presenta un emisor; o bien llevar al interlocutor a cierta con­ducta. Se utiliza normalmente para desarrollar temas que se prestan a cierta controversia.

Son secuencias argumentativas aquéllas en las que se defienden principios o ideas con el predominio de técnicas argumentativas, es decir, mediante la comparación y contraposición de razonamientos de base lógica. Esta secuencia, por importante que sea en un texto, suele combinarse con otras, como la explicativa o la descriptiva, en aras de la eficacia, brillantez y dinamismo del discurso.

Además, toda argumentación tiene un carácter dialogal: un diálogo con el pensamiento del otro para transformar su opinión. De aquí se deduce la necesidad de tener en cuenta al receptor (identificarlo, conocer sus gustos y valores, prever su opinión...) para seleccionar los argumentos más adecuados y eficaces, y para contra-argumentar (exponer razones que con­trarresten o invaliden los razonamientos ajenos).

Los textos argumentativos adoptan, también, una estructura lógica, en la que se con­frontan varios elementos racionales (argumentos) para llegar a una conclusión. Como míni­mo deben aparecer: el objeto o tema sobre el que se argumenta, la tesis que se defiende o la postura que el emisor adopta ante el tema y los argumentos o razones en que se basa el emisor.

Al defender una opinión, el emisor suele adoptar una de estas tres posturas argumentati­vas: positiva (el emisor-argumentador aporta argumentos que apoyan su tesis), negativa (se ofrecen razones que refutan o rechazan argumentos contrarios al propio punto de vista) o ecléctica (se aceptan algunas razones ajenas –concesiones– y se aportan argu­mentos propios).

Una vez expuesta la tesis, empieza la argumentación propiamente dicha. Se trata de justificar la tesis con la presentación de pruebas y argumentos varia­dos (argumentación positiva), o de refutar la tesis contraria o admitir algún argumento contrario (concesión) para contraargumentar.

En toda secuencia argumentativa aparece la función referencial del len­guaje (todo texto transmite una información), pero predomina, sobre todo, la función conativa o apelativa (por cuanto se debe convencer o persuadir). Algunos textos argumentativos (los propagandísticos) em­plean también variados recursos retóricos (funciones expresiva y poética).

El uso de conectores del tipo “ahora bien”, “sin embargo”, “no obstante”, entre muchos otros, es característico en la secuencia argumentativa para marcar el inicio de los argumentos y contraargumentos. Por ello, es importante el uso correcto de los nexos discursivos en este tipo de secuencias para señalar con claridad aspectos como causa y consecuencia, condición, oposición, matizaciones, opiniones, etc. (Calsamiglia y Tusón, 1999). La polémica se refuerza gracias a la presencia de elementos léxicos como “falsedad”, “falacia”, “discrepancia”, etc., empleados para calificar la posición en desacuerdo y son un claro indicio de la ideología del emisor.

Los textos periodísticos y publicitarios recurren a la argumentación como estrategia para persuadir de forma explícita o implícita a los receptores de la información y para lograr una conducta u opinión en respuesta (Charaudeau, 1992). Asimismo, el discurso ideológico se vale de la argumentación para justificar sus posiciones frente al adversario.



4. Esquemas lingüísticos y construcción gramatical



El usuario de la lengua española dispone de una serie de mecanismos lingüísticos para organizar sus enunciados de acuerdo con su intención comunicativa. Así, el emisor seleccionará el tipo de oración que deberá construir dependiendo del contenido significativo que desee atribuirle.

Las oraciones copulativas o atributivas son las que llevan un predicado nominal, pues el verbo de la oración es copulativo (ser, estar, parecer). La función del verbo en estas construcciones es simplemente unir el sujeto con el atributo, por lo que el verbo, en sí mismo, casi no aporta significado; éste se transfiere al atributo, por ejemplo: el libro es interesante.

Las oraciones predicativas son las que tienen un predicado verbal, pues su núcleo es un verbo no copulativo. Estos verbos permiten construir oraciones en diátesis activa y en diátesis pasiva.

En la diátesis activa, el sujeto realiza la acción del verbo. El resultado puede ser una oración intransitiva (que no tiene complemento directo), como en: Juan dormía. Mis padres regresaron. También se pueden obtener oraciones transitivas (que llevan complemento directo), por ejemplo: los bomberos apagaron el incendio.

Otras formas de construir oraciones en diátesis activa se logran con el uso de pronombres reflexivos y recíprocos. En las oraciones reflexivas la acción del verbo la realiza y la recibe el sujeto: el médico se lavaba las manos. Mientras, en las recíprocas, la acción de varios sujetos recae sobre ellos mismos: José y María se escriben cartas.

Las oraciones impersonales no poseen sujeto, por ejemplo: ha llovido en Maracaibo. Hay un aviso. En el primer ejemplo, es imposible atribuir un agente de la acción, pues el verbo refleja un fenómeno atmosférico. En el segundo, se evidencia el desconocimiento o la intención de encubrir al agente que colocó el aviso.

Por otro lado, en la diátesis pasiva, el sujeto recibe la acción del verbo. Se construyen por medio de la unión del verbo “ser” más el participio del verbo que se quiere utilizar: las notas fueron entregadas por el profesor.

Existen también oraciones pasivas reflejas, en las que el sujeto no realiza la acción del verbo pero lleva el verbo en voz activa y un reflexivo (se) delante. No lleva complemento agente: América se descubrió en 1492. En el ejemplo se observa la intención manifiesta de encubrir al agente del descubrimiento.

Para unir unas oraciones con otras existen tres procedimientos de jerarquización frástica: la yuxtaposición, la coordinación y la subordinación.

Las oraciones yuxtapuestas están unidas sin ningún tipo de enlace. Normalmente van separadas por coma, punto o punto y coma: Juan lee el periódico; Elena ve la televisión.

Las oraciones coordinadas se unen mediante enlaces o nexos que se llaman conjunciones coordinantes. Estas conjunciones pueden ser copulativas (indican suma), disyuntivas (se excluyen) o adversativas (se oponen). Ejemplos de cada una de estas construcciones son: Los niños juegan e inventan sus normas. Estudia el tema o vas a reprobar. El perro ladraba pero los ladrones no hicieron caso.

Las oraciones subordinadas nacen de la posibilidad de que cada una de las funciones de una oración puede estar desempeñada por otras oraciones (subordinadas). Ejemplo: No sabe que el examen es pronto. En esta oración, la función de Complemento Directo (CD) está desempeñada por una oración introducida por una conjunción (que).

Finalmente, el emisor puede seleccionar operaciones facultativas, dependiendo de su intención comunicativa: topicalización y focalización, para resaltar aspectos del discurso; impersonalización y reducción de actancia, para encubrir actantes.

Ejemplos:

Topicalización: Al ministro lo convocaron los diputados a la Asamblea.

Focalización: Fue al ministro a quien los diputados convocaron a la Asamblea.

Impersonalización: Convocaron al ministro a la Asamblea.

Reducción de actancia: El ministro fue convocado a la Asamblea.



5. La textualidad



Según De Beaugrande y Dressler (1997), para que a un texto inscrito en una situación de comunicación se le considere realmente comunicativo y, por ende, efectivo para los propósitos que se le asignan, debe cumplir siete normas de textualidad.

Las normas de textualidad son principios que “crean y definen la forma de comportamiento identificable como «comunicación textual»” (De Beaugrande y Dressler, 1997:46). Estas normas son: la cohesión y la coherencia, de carácter lingüístico; la intencionalidad y la aceptabilidad, de carácter psicolingüístico; la situacionalidad y la intertextualidad, de carácter sociolingüístico; y la informatividad, de carácter computacional.

Estos mismos autores proponen tres principios regulativos de la comunicación textual: la eficacia, la efectividad y la adecuación.

Un texto es eficaz cuando sus participantes emplean un mínimo esfuerzo para su utilización comunicativa. Es efectivo si logra la meta propuesta por el emisor, o visto de otro modo, si genera el impacto deseado en los receptores. La adecuación de un texto depende de “si se establece o no un equilibrio entre el uso que se hace del texto en una situación determinada y el modo en el que se respetan las normas de textualidad” (De Beaugrande y Dressler, 1997:46).



5.1. Aspectos asociados con el texto: la cohesión y la coherencia



La cohesión se refiere a las posibilidades de interconexión entre sí y a las relaciones de dependencia dentro de una secuencia de los componentes de la superficie textual (estructura superficial). En esta norma se otorga importancia al uso apropiado de conectores, de la repetición, de las formas pronominales, de la correferencia y de la elisión, siempre y cuando no generen ambigüedad.

La coherencia tiene que ver con la configuración de los conceptos en la estructura subyacente del texto, es decir, un texto es coherente cuando existe una relación lógica entre los conceptos en el mundo textual, por ejemplo, de tipo causal. Esta norma requiere de la interacción entre el conocimiento que se presenta en el texto y el conocimiento de los participantes del evento comunicativo.



5.1.1. La sustitución, la elipsis y la referencia



Mediante la sustitución léxica es posible reemplazar algún elemento del texto por otro con el cual se alude al mismo contenido referencial. Gracias a ello, se evita la repetición de los mismos términos y se favorece la cohesión en el discurso, siempre que el elemento sustituido y el que lo sustituyen sean correferenciales.

Los procedimientos de sustitución léxica más empleados son el uso de pronombres, sinónimos y nombres genéricos. Por ejemplo, en una noticia que hable sobre Rigoberta Menchú, en algunas ocasiones se podrán sustituir sus menciones por elementos correferenciales: la galardonada con el Premio Nóbel de la Paz, ella, la líder guatemalteca, la, su…

En el caso de la elipsis, se omite –intencionalmente- una palabra o frase del discurso, sin afectar su sentido, para evitar recargarlo de elementos innecesarios. Esta información, a pesar de no aparecer, debe estar implícita, para que el lector la pueda inferir. Un ejemplo sencillo es la existencia de sujetos tácitos o elípticos en la oración; los morfemas de género y número le darán pistas suficientes al lector para reconstruir el sujeto.

Las referencias en un texto también favorecen la cohesión discursiva. Pueden ser anafóricas (remiten a otro elemento mencionado con anterioridad en el texto) o catafóricas (anuncian al lector información que se incluirá a continuación). Estas referencias permiten relacionar elementos mencionados o por mencionar, para encadenar ideas y lograr que el texto se perciba como una unidad.

Los deícticos personales, temporales y nocionales constituyen ejemplos de mecanismos para lograr la referencia, así como también algunos conectores que introducen ideas en el texto.



5.1.2. El significado de las formas verbales



Los verbos son las palabras que portan la mayor carga de significación en la oración.

“En el contenido de éstos se conjunta el campo simbólico o representativo del lenguaje, representado en el lexema, y el campo deíctico, de señalización referida a un actante de este proceso, que se representa en el morfema II de las formas verbales […] en el morfema I, exponente de las categorías de tiempo, modo y aspecto, hay un complejo y denso contenido” (Hernández, 1996:335).

Citando a Bühler, Hernández (1996) expone que el verbo representa los dos campos del lenguaje: el simbólico y el deíctico. El lexema del verbo (su raíz), modificado por los morfemas, constituye el campo simbólico, mientras que los morfemas de persona y número, el campo deíctico.

Sin embargo, en el lenguaje cotidiano y en el periodístico abundan las formas verbales no flexivas, las cuales carecen de información acerca de la persona, el tiempo y el modo, por lo que no aportan una referencia deíctica. Este uso “supondrá una enunciación más objetiva y enfática de los semas propios del lexema, y una despreocupación por el actante” (Hernández, 1996:352)

De hecho, ya Gómez Borrego (1989, citado en Montolío, 2002: vol. I, 83) ha identificado la forma verbal de “infinitivo fático” como una muy frecuente en el periodismo. Ésta consiste en el empleo del infinitivo como verbo principal –sin formar perífrasis con otro-. Tomamos el ejemplo de Montolío (2002:83): “por último, insistir en la importancia que tiene para la lengua oral el empleo de las interjecciones”. De más está decir que esta forma verbal no es recomendada en el periodismo, debido a la escasa información que aporta.

El infinitivo puede emplearse con valor de mandato, precedido o no por la preposición a: ¡a trabajar!, no pasar. También expresa mandato retrospectivo: de haberlo sabido antes…

A propósito de haber, no faltan ejemplos en la prensa donde se le atribuye un valor locativo: había más de cincuenta reporteros, lo cual, a pesar de no ser gramaticalmente incorrecto, presenta dificultades cuando el emisor desea incluirse como persona –tomando en cuenta el carácter impersonal de este verbo-. Conviene, en esos casos, el uso del verbo estar. Otro problema derivado del uso de esta forma impersonal es su incorrecta y forzada concordancia con el complemento directo: *han habido muchos problemas. Todas las formas del verbo haber, como núcleo de la oración, con o sin auxiliar o en perífrasis verbales, deben emplearse en singular.

Otra forma verbal que presenta desviaciones de la norma en la prensa es el gerundio, el cual se utiliza para expresar relaciones de significado que ya se han extendido hacia la comunidad de hablantes, por ejemplo, para indicar la consecuencia de un evento: *los ladrones ingresaron al banco, huyendo por la puerta trasera; o como complementos de un nombre: *el profesor separó a los alumnos copiando el examen; *se pidió un libro explicando la subordinación.

La acción expresada por el gerundio debe ser simultánea o anterior a la expresada por el verbo principal, lo cual no se cumple en el primer ejemplo. El sujeto del gerundio siempre debe coincidir con el de la oración principal, lo cual se viola en el segundo ejemplo. El gerundio puede expresar una circunstancia del verbo principal (tiempo, modo, causa o condición), que no es el caso del tercer ejemplo.

En estudios anteriores (Fernández, 2004:186) hemos comprobado el uso del condicional de rumor en la prensa escrita: “*Extraoficialmente se supo que el facilitador (junto con la delegación que lo acompaña) podría irse (por tal vez se vaya)”. Cadierno (2000) y Montolío (2002) coinciden en que esta forma verbal incorrecta se ha producido por influencia del francés, para expresar incertidumbre sobre la veracidad de la información suministrada. Por esta razón, es preferible evitarla.



5.1.3. La concordancia



Para que un texto se perciba como una unidad, debe haber una correcta concordancia, es decir, la conformidad de accidentes gramaticales de género y número entre artículo, adjetivo y sustantivo y de número y persona entre el sujeto y el verbo. De lo contrario, se corre el riesgo de perder las referencias dentro del texto y con su contexto.

En cuanto a la concordancia entre artículo, adjetivo y sustantivo no se presentan muchas dificultades en el lenguaje periodístico: una situación preocupante, los ministros colombianos, la mayoría….

Sin embargo, en la concordancia entre sujeto y verbo suelen presentarse dificultades ante nombres colectivos, que implican la agrupación de actantes: *una serie de factores contribuyeron (el sujeto es singular, por ende lo debe ser el verbo).

Otro problema surge frente a la concordancia entre el relativo y su antecedente (o en el caso de cuyo/a con su consecuente): *todas las prisiones, la que identifiquen con mayores problemas… (si el antecedente de la que está en plural, este relativo debería ser plural también).

En un estudio sobre la competencia comunicativa de los periodistas (Fernández, 2004:184) se observaron casos de discordancia entre los complementos directos e indirectos y las formas pronominales referidas a éstos: “Le recordó a las tele­visoras, (alguien recordar algo a alguien; si le hace referencia a las televisoras, debe concordar con éstas en número plural) […] Luego de que los participantes en ésta chocaron con simpatizantes del Gobierno que le impidieron el paso hacia el Paseo Los Próceres (alguien impedir algo a alguien; donde a alguien es plural: a los participantes... La forma pronominal debe concordar en plural)”. En el estudio antes citado, se recomienda el empleo del módulo actancial para evitar estas fallas de concordancia.



5.1.4. Conexión entre oraciones y entre párrafos



La conexión es fundamental para determinar la coherencia de un discurso, porque contribuye en gran medida con su aceptabilidad. Un texto se concibe como un tejido en el que todas sus partes deben estar conectadas; esas partes pueden ser tanto las propias palabras como los sintagmas, las proposiciones, las oraciones y los párrafos.

Los conectores son palabras gramaticales que constituyen inventarios cerrados. Pueden ser conjunciones, preposiciones y algunos adverbios, que pueden agruparse formando locuciones conjuntivas, prepositivas y adverbiales. Funcionan como enlaces intraoracionales y extraoracionales o supra-oracionales. Cuando unen palabras, sintagmas o proposiciones, la conexión es oracional. Cuando enlazan enunciados y párrafos, funcionan como marcadores extroracionales o marcadores de función textual.

Se trata de unidades lingüísticas invariables en cuanto a al flexión de género, de número, de persona, etc., que no ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación oracional; en este sentido, se consideran elementos marginales y poseen un doble cometido en el discurso: por un lado, unir partes, y, por otro, dar cuenta del desarrollo lógico del discurso para guiar al receptor en la interpretación que hay que deducir.



TIPOS DE CONECTORES

a) Aditivos: unen a la segunda unidad textual conectada una parte de la primera. Debe haber cierta homogeneidad semántica entre ambos o, al menos, compatibilidad de contenidos.

Más aún, todavía más, incluso, aparte, asimismo, encima, además, por lo demás, es más, análogamente, igualmente, de igual modo, del mismo modo, de igual manera, de la misma manera, también, tampoco, todavía más, a propósito, por cierto (indican continuidad).

Por un lado… por otro lado, por una parte… por otra parte, en primer lugar… en segundo lugar (indican orden o distribución)

En fin, por último, en conclusión, en resumen, en suma, para concluir (indican ka adición de una fase terminal del mensaje).



b) De oposición: conectan unidades textuales que guardan entre sí una relación opositiva, restrictiva o excluyente.

Antes bien, al contrario, por el contrario, no obstante, con todo, con eso y todo, aun así, ahora bien, ahora, sin embargo, de todas formas (maneras, modos), de cualquier modo (manera, forma), de otro modo (manera, forma), después de todo, en cualquier caso, en todo caso, en cambio, sea como sea, en todo caso, en caso contrario, opuestamente, en contraste, a pesar de todo, lo cierto es que, por otra parte, más bien, pero, sino.

c) De causalidad: relacionan causalmente unidades textuales.

Entonces, pues, pues bien, así pues, por lo tanto, por consiguiente, en consecuencia, consecuentemente, de ahí que, así, por eso, por ello, a causa de esto, por lo cual, por ende, en ese caso, en tal caso, de modo que, de este modo, de otro modo (manera, forma), en caso contrario, de lo contrario, pues bien, de hecho.

d) De coincidencia:

1. Coordinación: mediante las conjunciones copulativas, disyuntivas y adversativas (y, e, ni, o, u, pero, mas, empero, sin embargo, aunque…)

2. Yuxtaposición: mediante signos de puntuación (punto, coma, punto y coma, dos puntos…)

e) De tiempo

En un principio, antes que nada, inmediatamente, al instante, acto seguido, más tarde, en otra ocasión, al cabo de, mientras, entretanto, al mismo tiempo, mientras tanto, paralelamente, simultáneamente, a la vez.

f) Reformulativos

1. Explicativos: es decir, esto es, o sea, quiero decir, o lo que es lo mismo, vamos, bueno, mejor dicho, a saber, viene a decir, en otras palabras, o sea (no abusar de éste).

2. De conclusión: en conclusión, en fin, total, pues bien, bien, en definitiva, en suma.

3. De recapitulación: en resumen, en fin, total, pues bien, bien, en definitiva, en suma, a fin de cuentas, definitivamente, en definitiva, al fin y al cabo.

4. Ejemplificadores: así, por ejemplo, a saber, pongo (pongamos) por caso, valga como ejemplo, concretamente, sin ir más lejos, más concretamente, verbigracia, o sea, es decir, bueno, vamos, igualmente, de la misma manera, sobre esto, a mayores.

g) Ordenadores discursivos

1. Genéricos: para empezar, después, por otra parte.

2. Enumerativos: en primer lugar, en segundo lugar, en un segundo momento, segundo, luego, después, en seguida, a continuación, además, por otra parte, primero...segundo, etc.

§ De cierre: por último, en fin, por fin, finalmente, en resumen, en suma, en conclusión, total, en una palabra, en pocas palabras, brevemente, dicho de otro modo.

§ De apertura: ante todo, para comenzar, en principio, por cierto, a propósito, a todo esto, es que..., el caso es que... (el caso, lo cierto, el hecho, la verdad, la cosa, el asunto, el problema), bueno, bien, pues.

§ De continuación: bueno, pues, entonces, vamos, bien, no sé, digamos, pues entonces.

h) Deícticos textuales: dan cohesión al texto y enlazan enunciados. Señalan elementos o partes del texto.

1. Anafóricos: remiten a algo precedente en el texto.

§ De relación de causalidad: por ello, por eso, por lo cual, de ahí que, por ende, a causa de esto, por tal motivo, en esta caso…

§ De relación de equivalencia: esto es, lo que quiere decir…

§ Distribuidores: en este caso… en otro, esto… eso, lo de más allá…

§ Amplificadores: al día siguiente, poco antes, años después, en aquel momento, y ahora, y después, como dijimos antes…

2. Catafóricos: presentan algo que vendrá, es decir, expresan una anticipación del contenido. Ej.: como se verá más adelante, según veremos, las razones son las siguientes…

5.1.5. Ordenación de las partes



Este aspecto se refiere a las normas que rigen la ordenación de los elementos de un texto, es decir, de las palabras dentro de las oraciones, de las oraciones dentro de los párrafos, y de los párrafos dentro de los textos.

Es un mecanismo esencial para la cohesión, pero también afecta a la coherencia discursiva, puesto que, dependiendo de la colocación de los elementos, pueden inferirse unas u otras suposiciones y, desde el punto de vista semántico, pueden extraerse diversas interpretaciones igualmente válidas, aunque no simultáneamente compatibles por razones obvias de prestarse a la ambigüedad.

La gramática tradicional subscribe que el orden de los elementos de un texto puede seguir cualquiera de estas dos estructuras:

1. Estructura lineal: sigue el orden recto de sujeto + verbo + objeto (complementos)

2. Estructura envolvente: altera el orden lineal, ofreciendo en primer lugar el elemento que, para el hablante, debe encabezar la oración. No necesariamente tiene un orden fijo, el elemento que aparece en primer lugar parece estar envolviendo todo el enunciado.

Ahora bien, existen casos en los que la ordenación se debe exclusivamente a razones estilísticas, bien porque el hablante quiere producir determinados efectos estilísticos, bien porque elige una opción de entre otras igualmente válidas. Por ejemplo, el hipérbaton o alteración del orden es una figura retórica que se emplea para producir efectos estilísticas, o la figura del epíteto, que consiste en anteponer el adjetivo al sustantivo, con el fin de poner de relieve una cualidad inherente del sustantivo. Sin embargo, en nuestra lengua, la anteposición del adjetivo ante el sustantivo no sólo se debe a razones estilísticas, sino también a razones semánticas y lingüísticas.

Las palabras que componen un enunciado no se suceden al azar o por iniciativa de los hablantes: el sistema sincrónico impone a todos ciertas restricciones que deben observarse. De no ser así, la expresión puede resultar extravagante o ambigua. En otras palabras, podría bloquear la comprensión inmediata del lenguaje.

De ordinario, la disposición de los elementos en el texto es el resultado de múltiples razones, que podemos reducir en dos grandes grupos de aspectos, que son de naturaleza lingüística, y no estilísticos: aspectos formativos y aspectos informativos.

a. Aspectos formativos: los diversos órdenes de palabras están sometidos a unos principios estructuras, fijos y obligatorios, que afectan tanto a la sintaxis como a la semántica. La colocación debida a estos aspectos es obligatoria, y facilita en muchos casos la comprensión. Dentro de los aspectos formativos hay distintas motivaciones:

· Uso normativo o norma preceptiva: la norma lingüística impone un orden que no es posible alterar, como la colocación del artículo con respecto al nombre, la ubicación de las preposiciones y conjunciones, la de los elementos relacionantes entre las dos partes conectadas, entre otros.

· Tradición idiomática: se refiere a las frases hechas (también llamadas discurso repetido) y de las construcciones lexicalizadas (grupos de palabras que, en un orden determinado, tiene un significado concreto).

· Cacofonía: es la disonancia que resulta de la inarmónica combinación de elementos acústicos, resultado, a su vez, del encuentro de palabras con sonidos iguales o parecidos. Para evitarla, se recomienda otra ordenación u otros procedimientos, como la sustitución léxico- sinonímica.

· Ambigüedad o anfibología: el orden de las partes ha de ofrecerse de tal forma que no produzca ambigüedad. Si esto ocurre, es necesario buscar otra forma de disponer los elementos del enunciado.

b. Aspectos informativos: la disposición de los elementos se debe al diferente peso informativo que adquieren los elementos en el discurso. La informatividad, como sabemos, es una de las siete normas de la textualidad enunciadas por De Beaugrande y Dressler (1997), y tiene que ver con el grado de expectativa o de novedad que encierra un mensaje, de forma que cuanto más esperado es el mensaje, más informativo resulta, y viceversa. Este principio guarda estrecha relación con el orden de las palabras y da razón de ser a los aspectos informativos.

De esta manera, las oraciones se articulan de acuerdo con la carga normativa en tema y rema. Esta dicotomía tema- rema fue adoptada por la gramática del texto como instrumento de análisis básico, con el fin de dar cuenta de las concatenaciones que forman la estructura del discursos cuando éste se presenta como una sucesión de enunciados. Tema y rema son conceptos que hacen referencia, fundamentalmente, a la perspectiva comunicativa del hablante. Por lo tanto, no son sólo fenómenos superficiales, sino que también actúan en los niveles profundos de las estructuras comunicativas.

El tema es el constituyente que se toma como punto de partida comunicativo. Puede definirse como aquello que contiene lo ya conocido o presupuesto y que, en consecuencia, contiene la menor información en una contexto dado o en una situación del enunciado determinada. El rema es lo que se enuncia sobre el tema seleccionado, es lo que aporta el contenido fundamental del mensaje en un contexto dado o en una situación comunicativa determinada; expresa lo nuevo, lo que se comunica acerca del tema, es decir, lo que resulta más rico en información con respecto al tema.

En español, existen distintas formas de marcar la distinción entre tema y rema: entre ellas, se encuentra la de asignarle la posición inicial al tema, dejando lo que se considera rema en un lugar posterior. Por lo tanto, la ordenación de las partes de un enunciado puede deberse tanto a la carga informativa que presentan sus elementos.

La tematización o topicalización es una estrategia comunicativa que consiste en convertir un elemento del enunciado en tema, es decir, pasa a la posición inicial un constituyente que normalmente no asume ese papel en la ordenación oracional. La rematización o focalización consiste en señalar una parte del enunciado como rema, esto es, como información nueva o contraria a lo esperado.

La tematización puede realizarse mediante diversos procedimientos: cualquier tipo de recurrencia (repeticiones, sustituciones, mediante proformas, sinónimos, y mediante la elipsis). También, mediante alusiones (todo tipo de relación léxica que no sea sustitución).

Además de estos procedimientos léxicos hay otros gramaticales que se reflejan en la superficie del texto: son los marcadores de tematización, conjuntos de palabras que funcionan en grupo para hacer referencia a otra idea. Son los siguientes: en cuanto a, al respecto, respecto a, con respecto a, en relación con, por (en) lo que se refiere a, en este sentido, a propósito de lo dicho, por (en) lo que concierne a, entre otros.

El orden de las partes también constituye un procedimiento de tematización. Estos procedimientos de tematización son los que indican cuál es la macroestructura global de un texto, porque ésta se elabora con los elementos textuales más tematizados, es decir, con aquellos elementos y conceptos del texto que más se repiten, que más se sustituyen o a los que más se alude. De todos estos elementos tematizados, por lo general, siempre hay uno que destaca sobre el resto y que recibe el nombre de tópico del discurso.

Los párrafos también son susceptibles de ordenarse de un modo determinado dentro del texto, hasta tal punto que, de su óptima organización depende, en gran medida, la coherencia textual o la continuidad del sentido. Por lo tanto, los párrafos han de sucederse de un modo tal que no admita fisuras ni saltos, en definitiva, en un orden que ya debe formar parte del plan previo que se traza del texto.

El párrafo es una unidad estructural o subunidad informativa que contiene una macroestructura parcial respecto de las demás. Desarrolla una idea o subidea distinta que se conecta con el núcleo fundamental del discurso. Ahora bien, el que cada uno encierre una idea distinta, pero relacionada con la globalidad, no significa que esta idea goce de la misma importancia que otras del mismo texto, puesto que, en un párrafo pueden presentarse unidos diversos aspectos.

Ahora bien; esto no significa que entre los párrafos no exista una relación estrecha, éstos deben sucederse, y lo hacen de diversos modos:

1. Mediante conectores o marcadores explícitos (conexión propiamente dicha).

2. Conexión mediante elementos deícticos y las unidades léxicas, que remiten a partes anteriores o posteriores.

3. La semántica y la pragmática. El contenido de cada párrafo debe guardar estrecha relación con el sentido del que le antecede y del que le sigue para dar cuenta de lo que se llama la continuidad del sentido o de la lógica del desarrollo discursivo.



5.2. Aspectos asociados con la situación comunicativa:

la informatividad, la situacionalidad, la intertextualidad



La informatividad permite evaluar el grado de novedad o impredictibilidad del texto. Aun cuando un mayor grado de informatividad requiere de un mayor esfuerzo de procesamiento, “esta labor resulta mucho más interesante” (De Beaugrande y Dressler, 1997:43), por lo que debe existir un equilibrio para evitar la fatiga del receptor.

La situacionalidad se refiere a los factores que hacen que un texto “sea relevante en la situación en la que aparece” (De Beaugrande y Dressler, 1997:44). Por otra parte, la intertextualidad involucra las relaciones con otros textos procesados con anterioridad, de manera que el receptor cuenta con datos previos que facilitan el encuentro con el nuevo texto, por lo que el factor de relevancia debe ser reforzado por elementos nuevos, sorpresivos.



5.3. Aspectos relacionados con los participantes: la intencionalidad

y la aceptabilidad



La intencionalidad tiene que ver con la actitud del emisor, con su meta específica dentro de la comunicación, de modo que sus estrategias para la producción de textos cohesivos y coherentes se encaminen hacia la consecución de un plan previamente trazado. En cambio, la aceptabilidad tiene que ver con la actitud del receptor frente a un texto; es decir, si éste lo considera lo suficientemente cohesivo, coherente e intencionado; y en ello influye la relevancia que le otorgue a su contenido.



5. El discurso periodístico

5.1. El lenguaje periodístico



El periodismo cumple tres funciones básicas: informar, orientar y entretener.

En el lenguaje periodístico influye una serie de factores: el contacto con las novedades y avances técnicos, la influencia de lenguas extranjeras, el contagio de otros tipos de textos (político, judicial, económicos, etc...) y, en algunos casos, una ambigüedad intencional del mensaje y cierto descuido en los usos lingüísticos.

- Rasgos morfosintácticos

a. Propensión al alargamiento de las oraciones mediante diferentes mecanismos: perífrasis, aposiciones, incisos, frases explicativas, locuciones adverbiales, preposicionales y conjuntivas.

b. Preferencia por la voz activa y verbos biactanciales.

c. Tendencia a colocar el sujeto al final y los complementos circunstanciales al inicio de la oración.

d. Mezcla del estilo directo e indirecto en la citación.

e. Empleo de barbarismos, sobre todo, anglicismos y galicismos:

A + infinitivo en función de adyacente de un sustantivo: tareas a cumplir.

Perífrasis estar + siendo + participio: están siendo analizadas las propuestas.

Supresión de preposiciones: Administración Bush.

Condicional con valor de posibilidad o rumor: Los sindicatos habrían manifestado su disposición.

- Rasgos léxicos

a. Extranjerismos, sobre todo anglicismos: reality show, airbag, top model, etc.

b. Calcos semánticos: accesar (del inglés to access) en lugar de acceder.

c. Uso de siglas y acrónimos: OTAN, CTV, sida.

d. Eufemismos: incursiones aéreas en lugar de bombardeos, efectos colaterales por matanzas, etc.

e. Formación de nuevas palabras por derivación (faxear), composición (gasolula, telebasura).

- Rasgos retóricos:

a. Metáforas: la guerra de los cargos públicos, el clima de hostilidad.

b. Metonimias: California prohíbe fumar en los bares.

c. Personificaciones: El buen comportamiento de los precios.

d. Hipérboles: Toda España se volcó con la Selección.

El lenguaje periodístico ha de cumplir estos requisitos:

· Los titulares periodísticos deben ser breves y, sobre todo, interesantes: han de tener "garra" y animar al lector a leer el texto. Suelen presentarse en forma de oración o en forma de una frase nominal o de una construcción de participio.

Chávez viaja a Japón.

(Oración.)

El viaje de Chávez a Japón.

(Frase nominal.)

Finalizado el viaje de Chávez a Japón.

(Construcción de participio)

· Los textos periodísticos deben ser claros, concisos y precisos. Pare ello conviene seguir, entre otras, estas normas: utilizar oraciones breves; dar datos precisos sobre el lugar, el tiempo, la cantidad, etc.; organizar las oraciones siguiendo un orden lógico: sujeto - verbo - complementos. La alteración de este orden sirve para destacar el elemento que va delante.

Van Dijk (1990) propone cuatro categorías que conforman la estructura de los textos: resumen (titular y encabezamiento), contexto e historia (antecedentes y hecho principal), consecuencias (hechos o acciones consiguientes y reacciones verbales) y comentarios finales (evaluación y predicción), en tanto que otras son opcionales.



5.2. Funciones del discurso periodístico



El discurso informativo de los medios de comunicación tiene el fin específico de “difundir objetivamente hechos e ideas de interés general, hechos e ideas que son considerados, en un momento dado, como noticias” (Martínez, 1997:42).

De allí que la responsabilidad social periodística deba prevalecer sobre intereses políticos y comerciales, y que la labor del periodista sea tan estrictamente sancionada en los códigos deontológicos que buscan controlar su ejercicio profesional para garantizar la objetividad y veracidad de sus informaciones.

En su Curso general de redacción periodística, Jesús Martínez Albertos (1997) reseña el enfoque de Roger Pinto (1955) para explicar los fines de los medios de comunicación de masas, los cuales clasifica en: 1) fines comerciales (distraer a la clientela), 2) fines periodísticos (informar acerca de los acontecimientos y orientar a los lectores acerca de su trascendencia, en lo cual se admite cierta presión sobre el público, a veces de forma explícita y otras de forma implícita) y 3) fines sociales (educar a los públicos y servir de instrumento para la libre comunicación de las opiniones).

Cualquier medio de comunicación puede inclinarse hacia una o varias de estas funciones. Es común encontrar medios dedicados a fines comerciales únicamente, en oposición a otros impulsados por fines sociales. Ello dependerá de la naturaleza e intención de la empresa periodística.

No obstante, en todo medio de comunicación, la noticia se presenta como un mismo género, que debe caracterizarse por los fines específicamente periodísticos: informar y comentar los datos para orientar a los lectores. Es, precisamente, en este segundo fin donde comienzan los debates acerca de la objetividad periodística.

Si bien es cierto que parte de la responsabilidad del periodista es orientar a los receptores sobre los hechos noticiosos y su interpretación, en esta tarea deben privar la honestidad y la imparcialidad, lo cual elimina toda posibilidad de manipulación ideológica o persuasión con intereses personales.

El periodista decide qué enfoque dar a la realidad de los acontecimientos, qué elementos mostrar y cuáles ocultar. Sus intenciones comunicativas se evidencian, entre otras cosas, por la selección de las fuentes informativas y los procedimientos de citación a estas fuentes.

En la selección de las fuentes informativas, por lo general, se recurre al informante de mayor jerarquía, para aumentar la credibilidad de su información. En caso de testimonios, se busca la fuente más próxima al hecho, que pueda aportar mayor detalle. Cuando se presentan informaciones donde hay dos posiciones encontradas, deben citarse fuentes de ambos bandos, para garantizar la igualdad y equidad en la noticia.

El procedimiento básico para incluir en los textos periodísticos las citas de las fuentes consultadas es de naturaleza lingüística: la citación. La cita “es el procedimiento discursivo que incorpora un enunciado en el interior de otro con marcas que indican claramente la porción del texto que pertenece a una voz ajena” (Calsamiglia y Tusón, 1999:150).

En la lengua escrita, existen marcas que definen e identifican la cita dentro del texto. Los signos gráficos y lingüísticos empleados para introducir citas permiten diferenciar dos estilos: directo e indirecto.

La cita de estilo directo se caracteriza por romper la continuidad del discurso base, en el cual se inserta la citación, por medio de la utilización de signos gráficos –dos puntos y comillas, cursivas o negritas– que indican el principio y el final del segmento que pertenece a la voz ajena.

Este procedimiento permite diferenciar dos situaciones de enunciación: la que rodea al discurso de base y la que rodea al discurso citado. Es característico del género periodístico de la entrevista, aun cuando se emplea también en todos los demás géneros, pues es una estrategia que garantiza la separación entre el periodista que emite la información y la fuente informativa que manifiesta su opinión. Veamos un ejemplo:

“Los comentarios de Chávez sorprenden por el hecho de que la OEA y su secretario general se involucraron en los problemas venezolanos por invitación del propio Gobierno”, dijo el diplomático estadounidense (El Nacional, 27-2-2003: A-1).

En la prensa escrita se utiliza este procedimiento de citación “cuando la finalidad de la cita es la fiabilidad y la autoridad” (Calsamiglia y Tusón, 1999: 152). De esta forma, el periodista evita cualquier responsabilidad sobre los planteamientos del otro y deja claro cuál porción del discurso es de su autoría y cuál es un préstamo de otra fuente.

La cita en estilo indirecto es “otra forma de introducir el discurso del otro y en este caso se inscribe verbalmente como un solo locutor” (Calsamiglia y Tusón, 1999:151). En otras palabras, no se aprecia la separación de dos situaciones de enunciación bajo la marca de signos gráficos.

El procedimiento lingüístico para insertar estas citas en el texto es la subordinación, a partir de la inclusión de un verbo anunciador de la cita “que indica precisamente el acto de habla que se le asigna: espetar, criticar, gritar, amenazar, preguntar, afirmar, replicar, insistir...” (Calsamiglia y Tusón, 1999: 151) seguido de la conjunción que con función anunciativa de la cláusula subordinada. En el ejemplo se aprecia esta construcción lingüística:

“César Gaviria dijo anoche que el oficialismo insiste en el nombramiento de nuevas autoridades electorales para luego ir al proceso” (Panorama, 10-12-2002: 1-1).

Maingueneau (1987:60; en Calsamiglia y Tusón, 1999:151) afirma que un estilo no es más o menos fiel que el otro, “son dos estrategias diferentes para referir una enunciación”.

Sin embargo, la selección de un estilo de cita es indicador del tratamiento de la fuente informativa y de la intención del emisor de acercarse o separarse del discurso del otro. En el estilo indirecto hay mayor cabida a la subjetividad, a la reelaboración del discurso por parte del emisor. Mientras, en el estilo directo hay una intención manifiesta de teatralización, “buscando vivacidad, dramatismo, veracidad o autenticidad; autoridad u orientación argumentativa (Calsamiglia y Tusón, 1999: 151).

La polifonía o intertextualidad se logra gracias a la inclusión de antetextos dentro del discurso, producto de la citación. Llamaremos a este tipo de citas como encubiertas, pues introducen la voz de otros en forma de “ecos que se manifiestan en el llamado estilo indirecto encubierto” (Calsamiglia y Tusón, 1999: 153).

Este estilo de citación consiste en reproducir el discurso del otro sin dejar indicios gráficos o lingüísticos, como si el emisor asumiera la voz del citado. Es la apropiación que hace el emisor del discurso de otro.

En el caso de la prensa, se señala este tipo de cita con expresiones del tipo: “según X...”, “para X...”, entre muchas otras. Estas expresiones citativas se utilizan para evitar que este discurso se confunda con el discurso base del periodista.

Sin embargo, puede encontrarse este estilo de citación sin la mención de la fuente que la origina; en este caso, “se da lo que se llama una fusión de voces” (Calsamiglia y Tusón, 1999: 153). Esto produce como efecto que el receptor asocie la voz citada con la del emisor.

En la prensa, la fusión de voces aparece, generalmente, frente a expresiones comunes, conocidas por todos los integrantes de la comunidad lingüística, tales como refranes, parábolas, proverbios, etc.



5.3. Géneros periodísticos informativos



Los tres principales géneros informativos son la noticia, el reportaje y la crónica. Estos géneros deben cumplir una serie de características lingüísticas:

Plano léxico-semántico: el léxico empleado debe ser claro, conciso y correcto. Debe usarse un nivel medio de lenguaje con adjetivos descriptivos y no valorativos y un léxico, en general, objetivo. Sin embargo no es extraño encontrar en las noticias léxico valorativo y otros recursos selectivos de la información (entrecomillados, subrayados, etc.) que hacen que se pierda la objetividad:

Fue una gran manifestación. El grandioso acto fue considerado por Juan Pérez, portavoz de la coalición, “la concentración popular de mayor volumen” celebrada nunca en la ciudad. Los numerosos manifestantes...

Plano morfosintáctico: los sintagmas nominales se construyen normalmente con adyacentes de intención aclaratoria, en los determinantes predomina el uso de demostrativos y posesivos, el tiempo verbal más corriente es el pretérito perfecto simple de indicativo, abundan los predicados transitivos con muchas extensiones (circunstanciales de lugar, tiempo, modo, etc.), es frecuente el uso de la subordinación adjetiva, se suele emplear el estilo directo (para respetar así la objetividad de la información), aunque existe una gran tendencia a combinarlo con el estilo indirecto mediante el entrecomillado selectivo de las palabras textuales.

Es bastante corriente encontrar errores de construcción, como mal uso de preposiciones, pérdida de referencias, deficiente conjugación de los verbos y discordancias entre sujeto y verbo, entre nombres y adjetivos y entre los complementos directo e indirecto y las formas pronominales referidas a éstos. Ellos se explican dada la rapidez de la redacción y la usual traducción de noticias de agencias extranjeras, pero deben corregirse antes de su publicación.



a. La noticia



Es la base de la información periodística y podemos definirla de la siguiente manera: el relato de un acontecimiento novedoso, de actualidad, que tenga interés para un gran número de lectores.

De esta definición podemos extraer las tres características básicas de toda noticia: actualidad, novedad y generalidad, es decir, que tenga interés para la mayoría de los lectores.

Los elementos que debe reunir una noticia se conocen en el argot periodístico con el nombre de 6 Wh (What, Who, When, Where, Why, How): qué, quién, cuándo, dónde, por qué, cómo.

La noticia suele presentarse también según una estructura determinada:







Zona de Titulares

Antetítulo

Puede faltar

Título

Indispensable

Subtítulo

Puede faltar

Desarrollo de la Noticia

Sumario (no indispensable)

Debe incluir un adelanto de las 6 Wh

Entrada (Lead)

Cuerpo de la noticia

Debe presentar una estructura de pirámide invertida, en la que la información fundamental debe aparecer antes.



Los titulares de la noticia (antetítulo, título y subtítulo) deben recoger lo esencial de dicha noticia y deben procurar atraer la atención de los lectores. Algunas de las características de los titulares son:

§ Usan, preferentemente, verbos en presente de indicativo: Venezuela y Brasil negocian el futuro de la industria petrolera

§ Los verbos ser, estar o cualquier otro de fácil elipsis a veces se omiten: La culpa, de Francia

§ A veces se suprimen los verbos decir, señalar, aclarar, declarar… para introducir el estilo directo: Hugo Chávez: “El paro será un fracaso”

§ Es corriente la supresión de los artículos y de otros determinantes: El régimen de Pinochet pidió pena de muerte para opositores

§ Es corriente la anteposición del complemento circunstancial de lugar: En Valencia, una concentración de la oposición dejó cinco heridos

§ Es habitual el estilo nominal: Incidentes entre la Guardia Nacional y los “Tupamaros”

§ La puntuación usualmente se limita a la coma y los dos puntos.

El lead o entrada es el párrafo que, ampliando los titulares, reúne las “W” principales de la noticia. Puede aparecer en negrita o como primer párrafo del cuerpo de la noticia.

El cuerpo es el desarrollo de la información. En él se amplían los detalles y se proporcionan datos complementarios. La estructura del contenido del cuerpo es decreciente: comienza con los hechos relevantes y progresivamente aporta datos complementarios o de menor interés.



b. El reportaje



Un reportaje es un relato informativo extenso que incluye las observaciones personales y directas del periodista. Generalmente, el reportaje va acompañado de información gráfica.

Para hacer un reportaje se debe seguir el siguiente esquema:

· Introducción al tema que se va a tratar, con un lenguaje atractivo, interesante y directo.

· Desarrollo amplio del contenido. El reportero da su opinión personal sobre el hecho, analizándolo, describiendo los detalles y ofreciendo una visión de carácter general.

Al redactar el reportaje hay que tener en cuenta una serie de técnicas:

· Conocer claramente los hechos o el tema que sirve de base al reportaje.

· Buscar información para dominar el tema totalmente.

· Hacer un esquema de las principales ideas que se quieren exponer.

· Escribir los primeros párrafos intentando llamar la atención del lector, de forma que el relato resulte atractivo y sugerente.

· Desarrollar el tema con absoluta objetividad, procurando que no decaiga el tono del relato.

· Adoptar las cualidades propias del buen reportaje: exactitud, precisión, sencillez, naturalidad, ritmo, color, corrección y propiedad.

En cierto modo, el reportaje es la ampliación de una noticia que no ha de ser necesariamente de actualidad. El reportaje puede diferenciarse de la noticia por las siguientes características:

§ Mayor extensión.

§ Mayor libertad expresiva por parte del autor.

§ Entran en juego las opiniones particulares del periodista, aunque debe predominar la objetividad.

La estructura típica de los reportajes es como sigue:



Título

Su finalidad es captar el interés de los lectores

Lead o Entrada

Cuerpo

Dependiendo del cuerpo, tendremos tres tipos diferentes de reportajes:

§ De acontecimiento

§ De acción

§ De citas o entrevista



El reportaje de acontecimiento es aquel en el que el periodista presenta los hechos desde el exterior de una forma estática. El segundo tipo de reportaje es el de acción, en el cual el periodista ofrece los hechos de forma dinámica. El periodista narra desde dentro de los acontecimientos, viviendo su desarrollo.

Para terminar, nos encontramos con un tercer tipo de reportaje: el reportaje de citas o entrevista. En esta modalidad se alternan las palabras textuales del entrevistado con descripciones o narraciones del periodista. Puede adoptar también la forma de pregunta/respuesta.



c. La crónica



Una crónica es una noticia ampliada y comentada, de manera que el periodista añade a la narración de los hechos (presentación objetiva) su propia interpretación personal (valoración subjetiva). Lo objetivo y lo subjetivo se complementan. Para hacer una crónica hay que seguir los pasos que se indican a continuación:

1. Elegir el tema de la crónica. Toda crónica debe partir de un tema de actualidad.

2. Recoger información sobre el tema, directamente o consultando la prensa y otros medios.

3. Redactar la crónica presentando los hechos y además los comentarios y reflexiones del periodista, siguiendo unos principios generales:

· Comenzar la crónica por la información objetiva sobre los hechos, como si se tratara de una noticia.

· Enriquecer el relato inicial con más detalles y la valoración personal de éstos.

· Cierre.



2.5.4. Géneros periodísticos de opinión



Como en el caso de los géneros informativos, los de opinión presentan una serie de rasgos lingüísticos comunes, aunque es difícil generalizar, dada la libertad expresiva de los autores:

§ Plano léxico-semántico: uso de un léxico culto, con abundantes sustantivos abstractos y empleo de recursos literarios (metáforas, hipérboles, etc.) al servicio de la función conativa y emotiva predominante en estos textos:

En el baúl de la melancolía (...) La camisa de fuerza que la modernización imperial impone (...)

§ Plano morfosintáctico: para apoyar su carácter argumentativo, suele ser muy abundante el empleo de subordinadas causales, consecutivas y condicionales. El carácter expositivo condicionará la aparición de verbos en indicativo y condicional.



a. El editorial



El editorial es un artículo periodístico, sin firma normalmente, que explica, valora e interpreta un hecho de actualidad de especial trascendencia y que representa la postura ideológica del periódico. Se caracteriza por:

§ Tratar temas de actualidad.

§ Ocupar un lugar preferente en el periódico.

§ Sustentar la postura ideológica de la empresa editora del periódico.

§ La estructura no es fija. Suele responder a un esquema piramidal con el clímax al final.

§ Exposición de los hechos.

§ Explicación crítica.

§ Justificación de los juicios emitidos.

§ Conclusión.

§ Tiene aspiraciones de objetividad, pero su tendencia ideológica introduce elementos subjetivos que la rompen.

§ El título, que suele ser únicamente un sintagma nominal, muestra intenciones valorativas o creativas.



b. El artículo



Consiste en la expresión de la opinión individual que se difunde a través de un periódico. Debe aparecer firmado y no es necesario que trate temas de actualidad.

La aparición de los artículos en un periódico puede ser ocasional o fija; en este último caso se les denomina “columna”.



5.5. Estructura del discurso periodístico



En el caso del discurso periodístico, van Dijk (1990) propone cuatro categorías que conforman la estructura de los textos: resumen (titular y encabezamiento), contexto e historia (antecedentes y hecho principal), consecuencias (hechos o acciones consiguientes y reacciones verbales) y comentarios finales (evaluación y predicción), en tanto que otras son opcionales.

a) El resumen: se halla condensado en el titular y encabezamiento (lead) del texto, los cuales preceden al resto del cuerpo de la información. Su función es introducir y expresar la idea más importante del suceso que se presenta, en otras palabras, constituyen la macroestructura semántica.

Por lo general, el titular se destaca con una tipografía diferente, para resaltarlo del resto del texto. Puede, además, estar constituido por varias partes: antetítulo, título, intertítulo y sumario.

b) El contexto y la historia: los textos periodísticos pueden o no incluir los antecedentes o historia de la situación que presentan, pero siempre el acontecimiento es contextualizado en el cuerpo de la información con datos acerca de las condiciones específicas en las que se produjo.

c) Las consecuencias: el valor informativo de los acontecimientos sociales y políticos está determinado, en la mayoría de los casos, por el alcance de sus consecuencias. La discusión de este aspecto de la situación les otorga coherencia causal a los acontecimientos informativos e, incluso, puede ser de mayor atractivo e interés que la situación misma.

En ocasiones, el periodista recurre a reacciones verbales de participantes importantes o líderes involucrados en el suceso, para documentar las consecuencias posibles de la situación y las ubica casi al final de la redacción, como una manera de expresar opinión sin comprometer la veracidad y objetividad requeridas por el género periodístico informativo.

d) Los comentarios finales: el o los últimos párrafos del texto se los reserva el redactor para expresar sus comentarios, interpretación o evaluación del suceso, predicciones y opiniones tanto propias como del medio o de la sociedad en general. El periodismo interpretativo avala esta participación del emisor en el mensaje, pues le otorga la calidad de participante del hecho y testigo imparcial.



6. El lenguaje publicitario



La publicidad es una forma de comunicación persuasiva que pretende informar y, sobre todo, convencer a los destinatarios para que actúen de una forma determinada.

El mensaje publicitario consta de los siguientes elementos: la marca, el eslogan, el icono o imagen publicitaria, el logotipo, el título inicial y el texto publicitario.

El lenguaje de la imagen y los textos en la publicidad tiene unas características propias:

· La imagen, el color, la forma de las letras... llaman la atención rápidamente.

· El texto del anuncio, el eslogan, está formado por frases breves, sencillas, fácilmente memorizables. Su misión es anunciar un producto o un mensaje e influir en el receptor. Suele elidirse el verbo: Tarjeta Master Card, su tarjeta.

· El texto escrito es persuasivo: se utilizan los pronombres de segunda persona, construcciones imperativas, frases hechas, rimas, repeticiones, y otros recursos estilísticos: A toda hora, Pepsi-Cola.

Los anuncios publicitarios, al igual que el signo lingüístico, están formados por dos planos: el plano del contenido (la realidad del mensaje que nos transmite) y el plano de la expresión (los recursos lingüísticos y no lingüísticos utilizados para llamar la atención del receptor).

Algunos rasgos semánticos característicos de los textos publicitarios son:

§ Carácter universal: Yo, como todo el mundo, compro Ariel.

§ Carácter individual: American Express, la tarjeta que lo distingue.

§ Tecnicismos: Pantene, con microfibras de pantenol.

§ Vulgarismos o frases hechas: La pequeña Xerox dará mucho que copiar.

§ Hipérbole: No te mueras de la sed, toma Yukery.

§ Dubitación: ¿Afeitarme con Shick?, definitivamente sí.

§ Metáfora: Rolex de acero, la caja fuerte.

§ Comparación: Axión limpia mejor y cuesta menos.

Para que un mensaje publicitario sea eficaz, hay que tener en cuenta el medio a través del cual se transmite y el público al que va destinado.

· El medio: la publicidad es distinta según el medio elegido para difundirla. En un anuncio impreso se juega con la forma, el color o la distribución del espacio, mientras que en la radio o en la televisión tienen mucha importancia los efectos sonoros, la música y el tono de voz.

· El receptor: hay que adaptar el mensaje al tipo de público al que se destina. No se puede utilizar el mismo mensaje para animar a los conductores a utilizar el cinturón de seguridad que para vender un juguete infantil.



Algunos vicios comunes en el lenguaje periodístico y publicitario (para discutir en clases):





Ortográficos:

  • Separación indebida de palabras: *apesar de (a pesar de)…
  • Confusión de letras dudosas: *expontáneo (espontáneo), *enrramada (enramada), *retrazo (retraso), *preveer (prever)…
  • Errores ortográficos en las abreviaturas y siglas: *dn. (D.), *C.N.E. (CNE), *EEUU, *E.E.U.U, *EE UU (EE. UU.)…
  • Acentuación incorrecta: *cónsola (consola), *adecúa (adecua), *élite (elite)…
  • División de palabras: *fuimos a la panaderí-a (fuimos a la panade-ría)…
  • Incorrección en la puntuación: *Llegaste? (¿Llegaste?), *María, llegó tarde (María llegó tarde)…
  • Uso incorrecto de las mayúsculas: *la Casa de Estudios preferida de los Venezolanos (la casa de estudios preferida de los venezolanos), *COMPRALO YA (CÓMPRALO YA)…
  • Confusión entre parónimos: *deben demostrar actitud para la investigación (aptitud), *la cortada le infringió dolor (inflingió), *la carne estaba mal cosida (cocida), *el niño se calló patinando (cayó), *se reveló contra sus padres (rebeló), *espiaremos los pecados (expiaremos), *el aumento estaba demás (de más), *no lo permitió por que la decisión estaba tomada (porque), *sino me lo dices, no lo hago (si no), no supe conque color quedarme (con qué), no entiendo el por qué de su silencio (porqué), fueron adonde se les dijo (a donde), *camina lento; así mismo posee una salud deplorable (asimismo), *se hizo daño así mismo (a sí mismo)…
  • Inadecuación de formas verbales: *liderizar (liderar), *concientizar (concienciar), *accesar (acceder), *concretizar (concretar), *valorizar (valorar), *aperturar (abrir), *conceptualizar (conceptuar), *apuñalear (apuñalar)…
  • Inadecuación de formas sustantivas: *llamamiento (llamado), *impulsadores (impulsores)…

Sintácticos:

  • *El presupuesto está siendo elaborado por la Cámara (es elaborado)
  • *Y es que la situación empeoró en las últimas semanas (la situación empeoró…)
  • *Así es que se hacen las panelas (así es como…)
  • *Se hundió un barco en las islas griegas, muriendo 30 personas (… y murieron…)
  • *El hambre y la inseguridad están diezmando a las poblaciones rurales (afectando)
  • *La GN incautó siete kilos de cocaína (se incautó de)
  • *La democracia juega un papel trascendental en la sociedad (desempeña, representa)
  • *El presidente sostuvo que estaba de acuerdo con ello (afirmó)
  • *La ley contempla los derechos humanos (incluye)
  • *El candidato aspira ganar la reelección (aspira a)
  • *No debería de haber tanta miseria (debería haber)
  • *La casa se llueve (en la casa, llueve)
  • *Habrán ingresos para ejecutar el presupuesto (habrá)…
  • *La comunidad enfrenta el dilema de no tener agua potable (problema)
  • *Afirmó que la situación no merece que la piense (no merece que piense en ella)
  • *El joven llevaba senda mochila (el joven y la señora llevaban sendas mochilas)
  • *Cualquiera cosa que nos preocupe (cualquier cosa que nos preocupe)…
  • *Dile adiós a los problemas (diles)
  • *Le pidió a los asistentes… (les)
  • *Le llamó por teléfono (lo/la)
  • *Paso de peatones (para)
  • *Con relación a lo antes dicho… (en relación con)
  • *De acuerdo a su declaración… (de acuerdo con)
  • *Derrame petrolero provocó reventón de tubería (un reventón de tubería provocó un derrame petrolero)
  • *Rescatado carguero hundido en el Lago por un tanquero (Un tanquero rescató un carguero hundido)
  • *Asesinada doméstica (Fue asesinada una empleada doméstica)
  • *Estudian reforma a la ley (de)
  • *El coordinador de la misión a nivel de la región oriental… (en)
  • *Considero de que estas cosas no deberían ocurrir (que)
  • *Se acuerda que llegó tarde (de que)
  • *A pesar que no lo hizo… (de que)
  • *Entregaron de gratis las cartas médicas (gratuitamente)